Su Adolescente Padece de Diabetes

Si su hijo que ya es un adulto joven tiene diabetes tipo 2, independientemente de la edad: normalizar el peso del niño y lograr que haga más ejercicio para que su nivel de glucosa regrese a la normalidad.
Su adolescente con diabetes tipo 1 le proporcionará algunos de los retos más difíciles de su vida. Esta es la etapa en la que se presentan la mayoría
de los casos de diabetes en la infancia. La mayor incidencia de episodios graves de hipoglucemia que acompaña al control más estricto de la diabetes no pareció tener efectos dañinos en el cerebro de un niño de esta edad. Sin embargo, en esta etapa de su vida los niños no piensan en el control a largo plazo de la glucosa ni en la prevención de complicaciones. Por lo tanto, no están dispuestos a hacer con regularidad muchas de las tareas necesarias para controlar su diabetes.
La meta en esta etapa es que la hemoglobina A1c se mantenga entre 7 y 9 por ciento. Las cifras por encima del 11 por ciento indican un control deficiente. Esto no funciona así en el caso de los niños más pequeños, a los que se les permite tener un nivel más elevado de hemoglobina A1c.
En esta etapa su hijo está ansioso por volverse independiente. Y, por varios motivos, usted no puede darse el lujo de ceder todo el control:

A su hijo en realidad le va mejor si tiene límites claramente establecidos y de cumplimiento obligatorio.

La “pena” de padecer de diabetes tal vez haga que su hijo no se ponga las inyecciones ni ingiera los alimentos, especialmente cuando sus amigos están presentes.

Los trastornos alimentarios pueden presentarse en este momento, especialmente entre las niñas que quieren mantener una figura delgada. Las niñas diabéticas saben que si no se inyectan, bajan de peso. Tal vez le hagan caso omiso al aumento del nivel de glucosa en la sangre que se produce como resultado.

Los adolescentes con diabetes tal vez no estén listos para tomar las acciones adecuadas a partir de la información sobre su nivel de glucosa.

Los cambios hormonales que tienen lugar en la pubertad a menudo tienen impacto en la resistencia a la insulina. Esto, más que cualquier descuido de su hijo en el tratamiento, puede provocar que pierda el control de la enfermedad.

Aumentar la dosis de insulina podría solucionar este problema. Es posible que los ejercicios intensos desempeñen un papel aún más importante en esta etapa de la vida de su hijo. Después de una sesión de ejercicios, él o ella necesitará mucha menos insulina. Las mediciones de glucosa que usted tome serán el punto de partida para determinar cuánta insulina necesita.

Si su hijo practica deportes, el instructor y los compañeros de equipo deben saber que su hijo padece de diabetes, y permitirle que coma, utilice el baño y se inyecte insulina, si fuese necesario. La diabetes tipo 1 no es razón para prohibir el ejercicio intenso.

Asegúrese de que su hijo coma meriendas regularmente, y tenga a mano algo de comer en cualquier lugar donde se encuentre.

Su Adulto Joven Tiene Diabetes

Cuando el niño se convierte en un adulto joven, usted definitivamente debe ceder el control que le permitió a su hijo salir adelante hasta este momento.

Ahora él o ella debe encargarse de las pruebas de glucosa. Y ya puede abandonar el nivel pediátrico para comenzar a verse con médicos que atienden adultos. Esto significa que probablemente usted quede al margen de la situación. Su hijo debe estar en condiciones de elegir el tratamiento apropiado de insulina, de acuerdo con su nivel de glucosa en la sangre y las calorías presentes en los carbohidratos.

Su hijo tiene ahora nuevos retos, entre ellos buscar trabajo, ir a la universidad, encontrar a su futura pareja y hallar un lugar donde vivir de forma independiente.

A la vez, la resistencia a aceptar que es diabético y el deseo de tener un cuerpo delgado siguen complicando el cuidado de la enfermedad.
El cuidado de la diabetes debe ser intensivo en esta etapa. Se administran múltiples inyecciones de insulina de acción intermedia y de acción rápida. Su hijo debe seguir una dieta para personas diabéticas, y es esencial que practique ejercicios.

Rumbo a la Universidad

Cuando su hijo se va a la universidad, en él o en ella recae toda la responsabilidad del cuidado de la diabetes. Ahora el trabajo de usted simplemente consiste en proporcionarle todo lo que necesita para medirse la glucosa y administrarse la insulina. Usted también debe informarle al personal de la universidad cuál es la situación de salud de su hijo. Anime a su hijo a que encuentre una o más personas de la universidad, como un compañero o del equipo deportivo, que aprenda cómo ayudarlo si fuese necesario.

Hay dos aspectos muy importantes que debe conversar con su hijo antes de que parta a la universidad: las bebidas alcohólicas y la actividad sexual. El consumo de bebidas alcohólicas podría incrementarse considerablemente en esa etapa, lo que significa que su hijo estaría ingiriendo muchas calorías vacías, con lo que corre el riesgo de una hipoglucemia grave si no se alimenta adecuadamente. Hable con su hijo sobre el problema de la potencia sexual, y converse con su hija sobre el riesgo de salir embarazada cuando el control de la diabetes es deficiente.
La etapa universitaria, al igual que el resto de la vida de su hijo, puede disfrutarse exactamente como si la diabetes no existiera. La clave es la planificación.

*La información aquí proporcionada no pretende reemplazar ni complementar la consulta y el diagnóstico de su médico.

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