Emociones agresivas sin control entre los adolescentes

Es cierto que la adolescencia es una etapa de la vida en la cual todas las emociones están a flor de piel. Pero ahora, más allá de lo que se considera normal durante los años de la pubertad, parece que a algunos adolescentes los están dominando los ataques de furia descontrolada. Aquí te contamos más sobre un hallazgo al respecto realizado por especialistas de la Universidad de Harvard.

En cualquier etapa de la vida, es normal y humano sentir enojo, rabia o ira. Sin embargo, los ataques de furia descontrolada que llevan al punto de destruir objetos y agredir física y verbalmente a otras personas, son una alarma que indica algún tipo de desorden psiquiátrico. Los adolescentes son quienes ahora están en la mira debido a los ataques de ira incontrolable, al menos en Estados Unidos, donde uno de cada doce adolescentes podría sufrir de ataques persistentes de furia o rabia.

Según unos psicólogos y psiquiatras de la Universidad de Harvard que realizaron un estudio al respecto, cuando la furia se sale de las manos puede tratarse de un síndrome conocido como Trastorno Explosivo Intermitente. Esta condición se desarrolla durante la adolescencia o la niñez tardía y puede continuar en la adultez provocando depresión y abuso de drogas y de alcohol.

Los hallazgos de este estudio confirman que los ataques de furia son muy comunes y que desafortunadamente no han sido objeto de estudio con la frecuencia ideal para poder determinar claramente las causas. Para llegar a estas conclusiones el grupo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard recopiló datos de una encuesta realizada entre adolescentes de 13 a 17 años, así como información proporcionada por alrededor de 6,500 parejas de adolescentes y sus padres.

Estos datos revelaron que uno de cada 12 adolescentes, es decir, el equivalente al 8%, había protagonizado episodios de agresividad extrema y furia fuera de proporción. Para el estudio, se excluyó a los adolescentes que sufrían de otra enfermedad mental relacionada con conductas agresivas como el trastorno bipolar, el trastorno de conducta, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), entre otros.

Esta investigación también encontró relación entre los ataques de furia descontrolada entre los adolescentes que tenían padres con tendencias violentas y madres que sufrían ataques de pánico. Además, la furia y los ataques de ira fueron más frecuentes en los adolescentes que vivían con uno solo de sus padres y entre los que tenían varios hermanos.

Los expertos también indicaron que el Trastorno Explosivo Intermitente no ha sido tratado correctamente: si bien el 37.8% de los adolescentes con el trastorno dijeron haber recibido tratamiento por problemas emocionales, sólo el 6.5% de ellos recibieron tratamiento específico para tratar la rabia o la ira.

Este estudio abre la puerta para poder diagnosticar de manera temprana el Trastorno Explosivo Intermitente y tratarlo oportunamente para evitar episodios violentos que afecten la vida diaria de los adolescentes y así prevenir que se conviertan en adultos agresivos.

El informe de esta investigación apareció en la edición del mes de julio de la revista Archives of General Psychiatry.

Para saber identificar si un adolescente tiene comportamientos violentos o que pueden indicar ira fuera de control, ten en cuenta las siguientes señales de alerta:

Perder la paciencia con facilidad y a diario
Causar daños a la propiedad privada o realizar actos de vandalismo
Pelear agrediendo físicamente a otra persona y hacerlo con frecuencia, ya sea en la escuela o en el barrio
Aumentar el consumo de alcohol y drogas
Planear detalladamente ataques violentos
Divertirse lastimando a los animales
Llevar armas
Amenazar o herir a otros
Tener poco control sobre las emociones y reaccionar agresivamente o con ira ante situaciones que no lo ameritan

Si sospechas que tu hijo(a) adolescente puede estar padeciendo de este tipo de ataques de furia o es propenso(a) a conductas violentas como las descritas anteriormente, consulta con un especialista para poder manejar la situación antes de que no la puedas controlar o que tu hijo se meta en problemas.

*La información aquí proporcionada no pretende reemplazar ni complementar la consulta y el diagnóstico de su médico.

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